domingo, noviembre 24, 2013

Recuerdo

The Sketchers - John Singer Sargent

Sentada frente a lo que podría llamarse mi sombra, recordé sin dificultad la noche en que lo vi por última vez. No fue tristeza, tampoco nostalgia lo que sentí al evocar su imagen tan clara y nítida como una foto. Más bien fue una pequeña alegría con manchas de nervios. Había pasado tanto tiempo desde que experimentaba una agitación en el alma, un movimiento violento de bichos en el vientre, una tímida sonrisa. Me alegré ante mi sombra, que era más tangible que mi propio cuerpo, por haber sentido lo que sentí en esos días de amor, por eso había tachado la tristeza como una opción de emoción al recordarlo. Sin embargo, nunca pude recordar sus palabras, ni sus besos, sino su ser completo, sus miradas y sonrisas. Su presencia, era eso lo que recordaba. La falta de soledad estando con él. Y era tan fuerte y lleno de vida aquel recuerdo, que la soledad se veía aún lejos e intocable. Gracias a las noches en que me quedaba dormida pensándolo, a sus manos que tomaban las mías, a las incontables veces que quedamos como náufragos en miradas llenas de cariño, entendí finalmente las historias contadas en los libros de romance, en los cuadernillos de poesía empapados de un amor del que parecía no mojarme. No obstante, hasta las novelas más largas, tenían un punto final. Una última frase que podía ser tanto devastadora como llena de esperanza. Nuestra frase fue olvidada, nuestra historia le había quitado el trono que nunca había merecido. Ahora pienso que si nunca vuelvo a sentir mi alma vibrar o mariposas revolotear en mí, podré vivir con el recuerdo vivo de algo que pasó y la satisfacción de estar libre de dudas.

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