lunes, septiembre 30, 2013

La espera

Flaming June - Lord Frederic Leighton

Te espero al otro lado, amor mío, con flores en las manos y estrellas en el cabello. Mis brazos anhelantes te llaman, te abrazan en el aire que te imagina. Te recuerdo con el alma y con mis labios que te besaron con pasión. También con mi piel que acariciaste lento, sin pensar en el tiempo que corría sin detenerse, rápido en el reloj, en el calendario, en la sombra del árbol, en el cielo. Mis ojos aguardan ciegos, guardando en la memoria tu imagen, tu cuerpo. Te espero ansiosa, sin mostrar mis dientes en sonrisa, sólo una leve curva que tú conoces, melancólica y sublime. Te hablo en mis recuerdos, sin que me entiendas ahora, sin que me oigas siquiera. Sin embargo te sigo hablando, desde mi corazón, no desde mi boca. Y te pienso, como evitando que me olvides. Te pienso grande e infinitamente, porque descubrí que puedo ser eterna y hacer lo infinito cuando desee. Te espero silenciosa, amor mío, con el mar en las rodillas y el collar al cuello. Soplo las hojas viejas del suelo para que camines tranquilo cuando llegues. Te quiero como eres, hasta con lo que desconozco y los defectos que dices tener. Te quiero con la oscuridad prendida y tu fuego interior. Le suspiro al cielo sin formar tormentas, le sonrío a las flores sin marchitarlas. Hago lo que debo con cuidado, para que todo sea perfecto, para ser yo perfecta, para ti. Al final, me arrodillo en el pasto tierno, rogando que llegues, que por fin cruces al otro lado donde te espero, amor mío. 

sábado, septiembre 28, 2013

Como Dios en la tierra

Sun and Life - Frida Kahlo
En la mañana sombría
El solitario caminante
Y los besos ausentes
En las brisas nocturnas
Los grises atardeceres
Y las sonrisas perdidas
En las lágrimas contenidas
Los pasos lentos
Y las canciones románticas
En la cama deshecha
Las plantas sin regar
Y las nubes rosadas.
Estabas tú
Como Dios
En la tierra
En cada cosa que
Seducía mis sentidos
En todo
Desde lo invisible
Hasta lo obvio
Y lo irreal
De igual modo.
Fue imposible
No adorarte
Pues eras todo posibilidad
Y esperanza.
La última estrella
Del cielo oscuro.

viernes, septiembre 27, 2013

El día de quien ama

Toulouse-Lautrec, Hangover
El reloj se lleva las horas
Y el cielo el sol
La canción termina
Y yo empiezo
Empiezo a querer
No simplemente
Sino a querer de verdad
A anhelar con fuerza
Ser la mañana que lo despierte
Y las estrellas que lo miren
Porque quiero
Más de lo que puedo hacer
Porque más que querer algo
Lo quiero a usted
Lo quiero
Como para ahogarme habiendo aire
Y quemarme aun sin fuego
Pues lo sueño sin dormir
Y vivo mientras muero
En el árbol viejo que cae al viento
En el lago que se seca
Y la mariposa que agoniza
Es real lo que siento
Como es real
Mi corazón que late
Y mis manos que acarician
Mis ojos se cierran
Ante el paisaje terrenal
Para pensarlo de lleno
Y tenerlo
Al menos
En mi mente
Es preso en mi cabeza
Pues de ella no sale ni un minuto
Y si lo veo en lo real
Me avergüenzo de mí misma
De lo que pienso
De lo que siento
Y como reacciono
Pero reacciono por dentro
Sin dejar a la vista nada
Sólo los ojos cansados
Al final del día

jueves, septiembre 26, 2013

Juegos peligrosos

Marc Chagall
Jugamos a los desconocidos
Seriamente
Ignoramos todo del otro
Y la curiosidad se envolvía
Como serpiente feroz
En nuestro cuello

Jugamos
Siendo adultos
Pero como niños
Inocentes
Sin conocer peligros
Sin tomar precauciones

Nos acercábamos poquito
Como acercándonos al fuego
Queríamos ver más allá
Porque lo de acá
Carecía de importancia

Jugamos en silencio
Y dedicados
Ambos escondiéndonos
Pero buscándonos
Jugamos
Sin acordar primero las reglas

Jugamos los dos
Y perdimos
Desconociendo todavía el premio
Perdimos los dos

Nos perdimos a los dos
En un juego de uno contra uno

miércoles, septiembre 25, 2013

Hoy vengo

Pablo Picasso
Hoy vengo
Con la mirada baja
Y las manos escondidas
Las palabras sueltas
Y las sonrisas extraviadas

Hoy vengo
Con la mente desesperada
Y el silencio despierto
Las mejillas coloradas
Y el corazón revuelto

Hoy vengo
Para mostrarle quién soy
Y qué me pasa
Para que me comprenda completa
Y decida si se marcha

Hoy vengo
Sin balas ni flechas
Y sin escopetas en la maleta
Las manos vacías
Y el alma repleta

Hoy vengo
Sin una excusa razonable
Y el pensamiento deshecho
Huracanes en el vientre
Y desvelos en el lecho

Hoy vengo
Porque lo amo
Y no miento
Con locura
Y sin aliento

martes, septiembre 24, 2013

Entrañas vivas


Woman Drying Herself - Edgar Degas

Usted me habla
Y sin yo escucharle
Le entiendo

Usted habla como bailando
Con la mano en el corazón
Dentro de la carne
Que yo imagino roja
Viva
Palpitante
Porque usted siente como nadie
Y lo calla a todos
Pero a mí no

Usted me cuenta
Lo que pasa en esas entrañas
No con palabras
Sino con frases enteras
Sin espacios
Ni puntos
Ni silencios

Su respiración se agita
Y sus tripas se encienden
No puede controlar lo que en su cuerpo ocurre
Estalla por dentro
Completa y espontáneamente

Se avergüenza de ser tan directa
Pero yo la animo
No se avergüence
Que yo
Como usted
Estallaré después
Cuando usted me hable
Y yo le entienda.

lunes, septiembre 23, 2013

El viento del día.

           

William Waterhouse
Vengo a cantarle al viento
Que susurra cuando el silencio hiere.
Al viento de la madrugada,
Que acaricia el rostro de los insomnes.
El amor de los árboles,
El tormento de las delicadas rosas.
Golpeas la ventana floja,
Y tumbas el mantel de la mesa.
Te llevas las hojas secas
Y las palabras rotas.
Viento ligero
Viento que seca las lágrimas de los melancólicos.
Viento que hace a los ojos mirar bonito.
Nave de las aves
Y balsa de los sueños.
Llévate el polvo del suelo
Y las sonrisas falsas.
Haz volar las plantas viejas
También empuja las nubes grises.
Tráeme las estrellas
Y no te olvides de la luna.
Saluda al sol desde lejos
Y devuélvete fresco.
Sereno.
Sin precipitación.
Ven como brisa.
Besa mi cuello caluroso.
Abraza mis manos solitarias
Y limpia el camino para mis pies.
Si puedes,
Si quieres,
Viento de la tarde,
Llévame contigo.
Llévame pacífica.
A donde las flores crecen
Y no mueren,
A donde los ríos nacen tranquilos
Y los pájaros cantan bajo y alegres.
Y,
Si puedes,
Viento de la mañana,
Lleva a otros soñadores.
A los que sueñan con flores que no mueren,
Ríos tranquilos
Y pájaros que susurran melodías.

sábado, septiembre 21, 2013

Hoy

In The Stillness by Daniel Gerhartz

Hoy lo he pensado tanto que me ha invadido el impulso de escribirle y confesarle todo. Lo extraño y quiero verlo. Ante todo: tengo miedo. Bien debe saber usted que he sido una libertina y tal vez promiscua en muchos aspectos. Esto que siento hoy por usted es algo totalmente nuevo. Hace poco estamos en esta situación sin nombre y debo decirle que nunca he estado tanto tiempo con una persona. Me impresiona a mí eso y me aterra enormemente. He sentido mucha tristeza, pues sé que usted sólo me quiere por la carne y mi lujuria desbordante. Lamentablemente es mi culpa, pues me mostré como una gata desde el principio. No obstante, ahora me arrepiento, ya que siento que me gusta más de lo debido. Seguramente usted se burlará de mis sentimientos novedosos, además por verlos en mí, una supuesta inalcanzable. Anteriormente, otros me han amado y yo los he despreciado y abandonado. Probablemente usted haga lo mismo conmigo. Me pone melancólica aquello, aunque desde hace tiempo sabía que algún día ocurriría, es lo que por ahí llaman karma. No he sido una romántica nunca, excepto en muchos de mis escritos, incluso algunos de los que usted ha leído así lo demuestran. Hoy, sin embargo, me llena un romanticismo puro que no puedo siquiera escribir. Sé que me gusta, no puedo decir que lo amo, pero sí estoy segura de que usted me gusta. Cada vez que lo beso, lo quiero seguir besando, y cada vez que lo abrazo, quiero seguir abrazándolo. Maldigo esos sentimientos que perturban mi diminuta paz y mi alma nerviosa.
Quiero estar con usted pero a la vez no. Temo que esto vaya más lejos y que usted después me bote como yo lo hice antes con otros que supongo también sufrieron. Me odio por eso. Temo que usted encuentre en mis ojos un brillo diferente, resplandeciente, nuevo. Temo que usted se aproveche de ello, porque me vuelvo boba y sumisa a su lado.
Si supiera las cosas que le escribo, las cosas que pienso de “nosotros”, me aterro cuando me encuentro, yo, pensando aquellas cosas que sólo creía posibles en escritos vagos. Pero qué puede hacer la razón frente al corazón. Se me sale todo de las manos. Yo, tan racional, ahora hablando de corazones y romance. Y me aflijo cuando lo pienso, pues sé que usted ni se imagina lo que por mi cabeza pasa, ni lo que pasa en mi cuerpo y en mi alma cuando lo veo, cuando usted me mira con esos ojos que tanto me encantan. Qué cosas digo. Me pongo dramática y escribo sin pausa, sin detenerme a borrar las idioteces y cursilerías que escribo. Me siento tonta, y no me siento yo. Es que no soy esta que escribe. Pienso que me ha hecho daño la literatura, las nóvelas románticas que tanto me fascinan y los escritos y poemas que amo escribir. Parezco ya a Don Quijote, no loca por la caballería, sino por el romance. Desafortunadamente no cuento con un Sancho Panza que me frene. Ay, cómo sufre el espíritu por los amores no correspondidos y qué débil es el corazón. En cambio, la imaginación es tan fuerte, uno no hace más que imaginarse historias felices, utopías. El único consuelo es el sueño. Dormir, si es que puedo, en las madrugadas. El techo oscuro le susurra a una cosas, no deja dormir. Luego una vence todo y duerme. Pero usted llega sin avisar a los sueños y a la mañana siguiente las ojeras son dueñas de mis ojos opacos ya. Entonces leo, para ver si encuentro alguna solución a esto que hoy siento, pero no hay nada. Sólo finales, o muy felices, o totalmente trágicos. Sé que nada tiene un final feliz, confío en ello porque soy un ser pesimista, por lo tanto me resigno a todo lo trágico que venga.
Sí, aquí, de pie, espero aquella ola gigante, que me arrastre a donde quiera. Malditos todos los que dijeron que el amor era de color de flores, pero estaban en lo correcto. Muy vivaz el amor, pero las flores, como todo, marchitan y mueren. No sé qué pretendo hablando de un amor que aún no siento. Sin embargo, ahora soy casi presa de usted, sin usted saberlo aún. Qué fácil se complica la vida.

miércoles, septiembre 18, 2013

Los demonios

Seated Old Woman - M.C. Escher

En el camino polvoriento y rocoso de la vida, me di cuenta por fin de lo que era. Solitaria caminaba sin afán en el sendero sórdido, mientras el sol quemaba mi rostro con voracidad. ¿Qué era yo? Me preguntaba cada minuto de mi vida. Desesperada siempre buscando la respuesta marchitaba las rosas con mi mirada y acababa el aire con mis suspiros. Yo sabía desde antes qué era, pero el temor me había obligado a desconfiar. Una melancólica empedernida. Eso era, con o sin remedio, en aquel instante. Miraba los prados con tristeza, pensando que algún día aquella zona se tornaría estéril y seca. Veía el cielo con su luna y sus pocas estrellas visibles, recitándoles poemas mentalmente de la más triste índole. Mis sonrisas eran cortas y precavidas, supremamente superficiales, de ojos taciturnos, pero levemente brillantes. Le escribía con el corazón a todo, hasta a la pared blanca frente a mí, tan falta de vida, como me sentía yo en algunas ocasiones. Andaba con la soledad de la mano, amándola con mi ser y al mismo tiempo muriendo por ella. Pocas personas se ganaban mi cariño. Pocas personas me gustaban de verdad. A veces me alejaba de todo para acercarme a mi nada cotidiana. No obstante, aparecía alguien y yo le correspondía aquella aparición por ser alguien profundo, con manchas invisibles para muchos de melancolía. Entonces hablábamos de a poco, de cosas que uno se habla a sí mismo en la soledad. Quedaba cautivada aquella persona con mis palabras que tal vez descubrían insuficientemente mi condición de taciturna. Mi poesía solitaria, triste, pero llena, completamente llena de romanticismo puro les llegaba al corazón virgen. Los pequeños momentos de interacción romántica con otras personas me satisfacían rápidamente. Sin embargo, aquellos individuos pretendían abrirme como un libro y sacar de mí todo, leerme desde el título hasta el punto final. Aturdida yo frente a ello, huía. Huía atemorizada, con un terror que circulaba como ríos feroces en mis venas, y me escondía en mi tan adorado aislamiento. Allí, sufría en silencio por algo que desconocía en mí. Las manos me temblaban sin control y el frío me helaba los huesos. Me arropaba con la luz del sol en el día y la de la luna en la noche. Mi mirada sombría perdía su brillo cada vez más rápido y mi sonrisa falsa se desprendía con facilidad. Nadie conocía mi padecimiento y a veces, sumida en desamparo, también lo ignoraba. Disfrutaba de aquel dolor, sin embargo, en algunas ocasiones.  Mi realidad distorsionada me permitía sentir las miradas amargas de la gente, ver sus manos cansadas y temblorosas al final del día. Personas de semblante oscuro, otros con las esperanzas cayéndose de a poco de su pellejo. Era un paisaje oscuro y sórdido en el que se encontraban algunos restos de sonrisas u ojos reflexivos. Me inspiraban esos diminutos bellos detalles, pues en medio de mi común aflicción mental, apreciaba con ternura los brillos en la oscuridad. Escribía poesía dedicada a aquellas sonrisas como estrellas en la noche. Pero los demonios seguían acechando hambrientos y malditos, sedientos de aquella luz resplandeciente. Y se la bebían. Rápido. Despiadadamente. Entonces: oscuridad. Otra vez estaba yo, conmigo misma nada más, taciturna, callada y casi muerta. Quería irme, escapar de ese lugar inmundo que no sabía si era real o una alucinación. Me ahogaba con las luces tenues de la ciudad, observando el vacío sin esperar nada. Nada. Deseé ser una gota de lluvia, caer y secarme. Deseé estar en el campo con las flores impregnadas de vida y color, con los árboles danzantes y el pasto tierno. Deseé ser un jardín y vivir del sol y la lluvia. Deseé infinidad de fantasías. Imaginé, porque era lo único que me hacía feliz, además de contemplar la naturaleza magnífica. Imaginé lo bello e imposible. Y la melancolía seguía prendida de mi cuello, ahogándome de a poco. La respiración dificultosa, los ojos casi ciegos, la boca cerrada, los oídos sordos, las manos inmóviles y la mente en blanco. Lo único que me indicaba que estaba viva eran los latidos de mi corazón débil. Rápidos y luego lentos. A veces unos más fuertes que otros. Ese corazón que sentía por todos, que no amaba a nadie, ni a sí mismo. Latía taciturno, pero esperanzado. Al fin y al cabo se trataba de un corazón fuerte, que había sobrevivido a pesadumbres inimaginables. Mi corazón. Y mi mente que imagina, y mis manos que escribían, y mis oídos que oían, y mis ojos que veían el cielo. Y mi boca que… aún seguía cerrada, pues así me gustaba. Mis piernas continuaron moviéndose, en el camino donde crecían plantas en la tierra. Entendí qué era, pues, con mucha dificultad y dolor normal. Sin embargo, aprecié aquello, el peso de la incertidumbre se fue y trajo alivio a mis hombros. Seguí el camino con mi soledad y mi melancolía bajo el brazo, esperando algún día encontrar un rincón en dónde dejarlas.

viernes, septiembre 13, 2013

Lo bello de lo real.

Georges Braque 'Seated Nude', 1906, Milwaukee Museum of Art,
 Milwaukee, Wisconsin by hanneorla

Levante el telón de su mente
Y deje salir sus pensamientos.
Quite con delicadeza la sábana pura que cubre el capullo.
Usted como un paisaje lejano.
Las manos que la buscan con urgencia.
Los labios que corren hacia usted
Temerosos pero feroces.
¿Quién la hizo tan perfecta?
Para adorarla fue hecha.
Para acariciarle hasta lo intangible.
Es un laberinto.
Quieren entrar, pero no salir.
Andar en aquellos ojos sublimes
Y nadar en el aroma que despide.
Curvas preciosas.
Tan tierna y vil.
El veneno que quieren consumir.
Morir de usted
O vivir para usted.
El dilema.
Se siente observada y le gusta.
Pestañas como alas de mariposas,
Ojos como piedras preciosas.
Bendita su piel por tan sólo cubrirla.
Malditos los que la ven con indiferencia
Y pobres sus esclavos anónimos.
Buscan una puerta para entrar a usted.
Sólo hay una ventana que obliga a asomarse.
Pura y experta.
Absortos ante su esencia.
El mundo la venera
Y asesina a los herejes.
Los herejes la asesinan.
El sol se esconde,
El cielo llora
Y las flores nacen.
Pero la envidian,
Pues aun cuando es pisoteada
Sigue tan erguida como siempre.
Afortunada usted de ser suya.
Y venturosos los que reciben su amor de vuelta.
Usted, tan propia,
Se entrega sin reparos cuando aprecia,
Generosa innata,
Para marchitar lentamente,
Cubrirse de nuevo con la sábana
Y bajar el telón finalmente.

miércoles, septiembre 11, 2013

Déjeme todo, pero no me deje.

Vuillard
Déjeme morir en sus besos.
Déjeme volar en su cielo.
Déjeme nadar en su mar.
Déjeme coger de sus flores
Y cultivar en sus jardines.
Déjeme respirar su aire.
Déjeme tomar su sol.
Déjeme, se lo pido, contar sus estrellas.
Déjeme correr en sus campos.
Déjeme navegar en sus suspiros
Y bañarme con su lluvia.
Déjeme escalar su sonrisa
Y descubrir sus continentes.
Déjeme comer de sus frutos.
Déjeme dormir con su luna.
Déjeme vivir en sus ojos
-cuevas misteriosas-
Déjeme oír su silencio
Y contemplar sus palabras.
Déjeme recorrer sus llanuras.
Déjeme tropezar con sus piedras
Y viajar en sus ventiscas.
Déjeme bailar a sus noches.
Déjeme recordar en sus olvidos.
Déjeme brillar en sus auroras.
Déjeme escuchar sus orquestas
Y soñar en sus poemas.
Déjeme arroparme con su resplandor.
Déjeme vivir en su agonía
Y observar sus eclipses.
Déjeme hacerlo y serlo.
Pero, por favor, no me deje a mí.

sábado, septiembre 07, 2013

Dime, amor mío.

Paul Klee, Hesitation, 1906
¿Por qué vuelas si no tienes alas?
Corres como el agua en el arroyo.
Luces tan libre como el viento y las aves del campo.
Dime qué es lo que esconden tus manos.
Qué es lo que guardan con ferocidad.
Tus ojos, estrellas brillantes
Guían mi camino en la oscuridad.
Sin embargo, sólo iluminan lo necesario, nunca más allá.
¿Por qué sonríes si no tienes boca?
Se escucha un tarareo suave y somnífero.
Los grillos nocturnos tocan el violín con destreza
Y las ranas llevan a cabo su cotidiano canto.
Veo poco, pero siento todo.
El frío me congela hasta el alma,
Llegas con tu elegancia a calentar mi ser,
Quemándome sin misericordia con tu belleza intangible.
¿Por qué me seduces sin yo haberte encontrado?
Te busco con ansia
Sin darme cuenta que eres todo lo que veo.
Camino solitaria y melancólica
Tú me acoges en tu regazo oscuro.
Los árboles me rodean y me miran con curiosidad
Preguntándose qué es lo que ves en mí.
Sé que estás ahí, pero no te descubro.
¿Por qué te amo sin haberte visto?
Las flores dormidas abren a veces sus pétalos,
Contemplan el espectáculo interesadas.
Me doy cuenta de ti, de lo que eres.
La brisa lo dijo casi inteligible.
Eras tú, la noche negra y estrellada.
Subí entonces para que danzáramos.
Brillamos en el campo oscuro, frente a los animales nocturnos.
Ahora, ¿por qué aquella luminosidad intensa nos ahoga lentamente?